El Hijo Prodigo

El Hijo Pródigo—El dia Después de Regresar a Casa
Autor:  Rev. Marcus Pollard
Parroco de la Parroquia San Antonio de Padua

padre
Todos conocemos la “Parábola del Hijo Pródigo.” El domingo pasado, cuando la eschuchamos de nuevo en la misa, habrían algunos entre nosotros que la escucharon con un poco de tristeza. Esa tristeza vendría del hecho de que son los hijos pródigos que regresaron a casa, pero siguen huyendo de noche y metiéndose en problemas.

De qué estoy hablando? Estoy hablando de los hábitos de pecar. Pueden ser muy difíciles de romper. Hasta que los rompamos, nos encontraremos en el ciclo desalentador de arrepentimiento (ir a la confesión), procediendo (teniendo un tiempo de paz), luchando (con la tentación), y pecando (de nuevo).

Aparte del hecho de que este ciclo es agotador, las tentaciones para alguien en esta situación incluyen: renunciar a la fe católica, renunciar a la oración y a Dios, o renunciar a nosotros mismos. Entonces, ¿cómo vamos a salir de este ciclo? ¿Dónde encontramos esperanza?

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1. Tener una Meta – necesitamos una meta de bondad a perseguir. No es suficiente decir: “No voy a pecar.” Necesitamos decir: “Voy a trabajar activamente por esta virtud.”

2. Más Oración – ante el hábito de pecar, tenemos que admitir nuestra debilidad. Acercándonos a Jesús y María, dejándolos que nos ayuden, mejorando nuestra vida de oración y adquiriendo fuerza de los sacramentos, seremos capaces de adherirnos a la meta que tenemos en mente.

3. Hacer un Plan – tenemos que considerar cómo vamos a pasar un día (o una semana) y llevar a cabo nuestro objetivo, evitar las oportunidades de pecar y enfrentar las tentaciones que se presentan. Sin éste plan, nuestra tendencia natural será la de volver a nuestra vieja rutina de pecar.

4. Un Amigo – es mucho más fácil perseguir la virtud con otros a nuestro lado que solos. Estar solo no es una situación imposible, pero es más difícil. Jesús dijo: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo con ellos.”

5. Buscar Ayuda – muchas veces, una persona con hábito de pecar a menudo tiene otros problemas o desafíos en su vida que hacen la vida más difícil, y que le hacen ser bueno más difícil. Estos otros factores podrían ser problemas de salud, asuntos emocionales, problemas familiares, etc., y son como ladrillos adicionales en nuestra mochila. La búsqueda de la virtud nada más es una carga difícil. Al obtener ayuda con estos otros problemas, el camino adelante puede ser más liviano.

María, Refugio de los Pecadores: ¡Ruega por nosotros!